Rocket League: fútbol y coches unidos sin salir del garaje
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Psyonix supo exprimir el germen de Rocket League y mejorarlo hasta conseguir seducir a más de 50 millones de jugadores y convertirlo en un magnífico esport .
Octubre de 2008. Una desconocida Psyonix publicaba para PlayStation 3 Supersonic Acrobatic Rocket-Powered Battle-Cars, un inédito juego en el que dos equipos de varios coches tenían que introducir el balón en la portería contraria. Su simplicidad y entretenimiento sedujeron a un pequeño nicho de jugadores (aproximadamente 2 millones) pero no es una obra que pasara a la historia.
Sin embargo, su “hijo” tuvo muchísima más suerte que él. Alentados por un buen recibimiento del público y a sabiendas de que era un producto muy mejorable, la desarrolladora se animó a sacar una segunda entrega. Rocket League salió para la generación siguiente que su predecesor: PC, Xbox One, PS4 y desde hace casi 12 meses, Switch.
Hace cuatro años, aquel 7 de julio de 2015, salía a la luz Rocket League, un título pensado para el multijugador con amigos y con características para convertirse en un buen esport. Pero nadie pensó que su eco llegaría tan lejos: hacia finales del año pasado alcanzó los 50 millones de jugadores, una espectacular cifra que evidencia una gran movilización, tanto para los jugadores más casuales como para los más fieles al videojuego.

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Precios y gameplay
La premisa del juego es atractiva a la par que entretenida: meter goles con un coche. No hay, a priori, nada más enrevesado. Por eso, llamó tanto la atención de la gente, que a través de Youtube, Twitch y otras plataformas de streaming lo conocieron. Y, cuando fueron a consultar el precio, pensaron que no acometerían una inversión demasiado elevada para algo que podría generarles horas y horas de entretenimiento. Por tan solo 20€—y seguramente menos, porque suele estar la mayor parte del año en rebajas— uno disfrutaría de una obra que reuniría hasta un máximo de 4 amigos por equipo.
Y ahí comienza el componente adictivo de Rocket League, en su potencial social: formar un equipo con amigos, dividir tareas ofensivas y defensivas, comprobar la evolución en las habilidades, mejorar en el ranking de clasificatorias…Un juego perfecto para los bares de gamers.
Pero lo que en el papel parece sencillo, en el campo de juego torna a justamente lo contrario. Aprender a orientarte por el campo, a posicionarte según el lugar que ocupen tus compañeros, a dominar las dimensiones del balón, a volar para rematar en el aire o salvar la pelota, a pasar con precisión… El juego de Psyonix plantea una gran cantidad de retos a pesar de su aparente facilidad.
Steam Rocket League
Una de las palabras que mejor podrían definir al juego sería libertad. Si piensas en otros títulos deportivos como NBA o FIFA: sí, hay decenas y decenas de opciones para hacer goles o puntos, pero todas son preestablecidas. Los movimientos de los jugadores siguen un patrón y suelen estar guiados, así como su disparo, centros o regates. Ocurre justo lo contrario en Rocket League: eres tú quien, colocando el coche de según qué forma, yendo a una velocidad y una posición determinada, realizas todas esas acciones.
La regla es sencilla: consigue un gol más que el contrario para ganar. No hay nada más. Puedes empujar al coche rival, desquiciarlo siguiéndole constantemente e incluso explotarlo sin recibir ningún tipo de penalización más allá del enfado del otro jugador.
Rocket League es más fútbol que Pro Evolution Soccer o FIFA. Su incesante necesidad de colaborar con el resto de compañeros lo convierten en un auténtico juego en equipo. No hace falta marcar o dar asistencias para considerarse útil: defender, ayudar al resto a recuperar su sitio del campo, responder a la ofensiva rival… Es por ello que leer las debilidades del equipo y cooperar con ellos para lograr la victoria se vuelve un pilar. Y precisamente en eso consiste un deporte colectivo.
Un excelente esport
Su versatilidad, dinamismo y frenetismo hacen de él un esports muy entretenido. Grandes marcas del mundo de los deportes electrónicos como Dignitas, Cloud9 o G2 tienen una sección, incluso los clubes de fútbol más importantes del mundo como el PSG o el Fútbol Club Barcelona se abrieron a albergar una plantilla competitiva.
Aunque todavía eclipsado por otros grandes títulos, sus datos de emisión son bastante halagüeños: la quinta temporada de la Rocket League Championship Series (RLCS) tuvo una media de 80.000 espectadores. De hecho, cerraron el año 2018 con 18 millones de horas vistas en directo, 5 más que el curso anterior.
Según Newzoo, el título de Psyonix ocupó el pasado mes de mayo el 6º puesto de esports más vistos en Twitch, con un share del 48% y un total de 2,9 millones de horas. Solo lo superan HearthStone, Overwatch, Counter Strike, Dota 2 y League of Legends, respectivamente.
Una de las principales facilidades como deporte electrónico reside en su juego cruzado (crossplay), es decir, en la posibilidad de que jugadores de distintas consolas puedan enfrentarse entre ellos.
A pesar de ello, desde Psyonix saben que el apartado de organización de esports del juego no es todo lo bueno que podían ser. Por eso cuando Epic Games, dueña de la archiconocida Fortnite, ofreció comprar Rocket League, la empresa aceptó decididamente la propuesta. “Es un gran movimiento para el ecosistema de los esports porque incrementa significativamente nuestro potencial y nuestros recursos”, decían en la nota de prensa donde oficializaban el acuerdo.
Solo queda esperar qué puede aportar un gigante como Epic Games a un juego con muchísimo potencial competitivo como el de Psyonix, que se empieza a quedar sin espacio en sus vitrinas por el éxito de Rocket League: Premio BAFTA a mejor multijugador, a mejor juego familiar, a mejor juego de deportes…
Estados Unidos, Alemania, Colombia… Son muchos los países donde se celebran competiciones importantes de este afamado juego de coches y fútbol. Si eres un fanático que no se pierde ni una y no quieres que ningún problema te impida disfrutar de tu hobby, cuenta con el Seguro de Viajes de MAPFRE para que todo salga a la perfección.