Flatten Island: solidaridad y gestión de pandemias

Flatten Island permite poner a prueba a todos los que creen que podrían gestionar una situación como la actual. El videojuego trata precisamente de eso, de dirigir un país azotado por una pandemia y en el que has de tomar varias decisiones que afectarán a varios campos que has de supervisar: popularidad, crecimiento de los contagios, camas disponibles, avance frente a la vacuna, balance de la economía…

El título ha sido desarrollado por la ONG Videojuegos sin Fronteras, en colaboración con Margarito Estudio, Cicchi Consulting y Asociación Oleaje, unidos por una buena causa: más allá de tratar de poner en el mapa la dificultad de enfrentarse a una situación complicada, quieren que los que disfruten el juego pongan un granito de arena para combatir el virus.

Un juego solidario

Para ello, han abierto varios canales para colaborar con iniciativas como #YoMeCorono, para ayudar a dotar de equipos médicos e investigadores de mayor presupuesto para conocer más y mejor el conocimiento del coronavirus, y asociaciones, en este caso Acción contra el Hambre, que tratan de sacar del pozo a aquellos afectados indirectamente por el Covid-19.

“En marzo estábamos trabajando en otros proyectos y nos dimos cuenta de que la prioridad se desplazó hacia el virus. Queríamos ayudar en esta situación tan excepcional. Surgió la idea al principio del confinamiento y hacer un juego para concienciar sobre la distancia social y lavarse las manos parecía aburrido”, cuenta Francesco Cavallari, el director de la ONG. Por ello, decidieron centrarse en lo que supone la gestión de la pandemia, que era una temática y mecánica “más interesante para un público generalista”.

Flatten Island no solo busca ayudar, también entretener, ser una válvula de escape en una situación difícil, aunque precisamente el tema sea de lo que el público quiere huir. “Para evitar herir sensibilidades ambientamos el juego en una isla remota de un mundo fantástico. El objetivo es entretener, aunque el mensaje, a través de la sátira y el humor, relatar cómo la sociedad vive todo esto: más que la tragedia, el día a día”, explica Cavallari.

El título se ha desarrollado en solo un mes y medio, un tiempo récord que ha podido ser posible gracias a la experiencia de los implicados ya que han sabido priorizar las funciones más importantes para apuntalarlo. “En el futuro añadiremos algunas mejoras de las funcionalidades base”, apunta.

Dirigir una isla

No es la tragedia el enfoque central del juego. Se trata de plasmar los hechos comunes que llevan sucediendo las últimas semanas: colas en los supermercados, un aumento del consumo mediático, opiniones sobre todo… “Todo el mundo se ha convertido en un experto de pandemias, como si todos fueran entrenadores de la selección…”, bromea, mientras invita a la gente a poner a prueba su capacidad de gestión.

En Flatten Island cada decisión cuenta. Para ello, se te presentan varios personajes encargados de diferentes departamentos, y en cada uno se mide un parámetro: Don Megusta es el que gestiona tu imagen ante el electorado, el que te propone varias opciones que repercutirán en tu popularidad; Directora Anticuerpos es la jefa de investigación, cuya labor es esencial para encontrar una vacuna; Agente Logaritmo es el encargado de las fuerzas de seguridad y quien gestionará las leyes del gabinete de crisis; Doctor Tomeaire es el director del sistema sanitario y quién se hará cargo de los hospitales; y por último, Profesora Calderilla, será quien recaude impuestos a los contribuyentes.

“En la versión inicial solo había tres, pero añadimos unos cuantos más. Si hubiera alguno más, el juego se habría complicado demasiado…”, explica. Precisamente, el último personaje que se añadió fue el clave: la Directora Anticuerpos, puesto que es el verdadero horizonte que pondrá fin al Covid-19, la búsqueda de una vacuna. La partida gana cuando su medidor alcanza el máximo.

Pero acabar satisfactoriamente el juego requiere de auténticos malabarismos, porque cada decisión que se toma a favor de un parámetro repercute negativamente en otros. Esto es, si aumentas la inversión para buscar la cura, tu presupuesto caerá. Y si incrementas la presión fiscal a los ciudadanos, lo que descenderá será tu popularidad.

No es nada fácil ganar, pero ahí reside una de las razones de por qué es tan adictivo. “Mi récord fue acabar el juego en 63 días, aún estoy esperando a que alguien me supere”, bromea Cavallari. Para conseguirlo, es necesario aprender a priorizar unos aspectos sobre otros.

En la página web de Flatten Island están disponibles las diferentes iniciativas para colaborar. Todo aquel que quiera, puede apoyarlas eligiendo las varias que hay. Juega, diviértete y, lo más importante, ayuda a los que más están sufriendo.

Periodista especializado

MAPFRE