Kakushigoto, un anime que deberías apuntar en tu lista
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Kakushigoto es una comedia cotidiana que te sacará más de una sonrisa por la divertida relación paternofilial de sus protagonistas: te la verás en una tarde.
No hay nada como volver a casa tras un día duro de estudio o trabajo, sentarse en el sofá y ponerte un anime. ¿Te has quedado sin recomendaciones para ver? Tranquilo, estamos aquí para ayudarte. Y si necesitas algo que no sea serio y te permita abstraerte del mundo, tenemos algo que te servirá a la perfección: Kakushigoto, de Kōji Kumeta, un autor especializado en el género de la comedia y que con esta obra ha logrado alcanzar su pico de excelencia.
A pesar de que el manga estuvo en circulación durante 5 años, la adaptación animada solo tardó un año en realizarse. Y el resultado final es cuasiperfecto (la adaptación del final es un tanto extraña), convirtiéndose en una de las obras mejor valoradas de esta década por ese hilo conductor cómico que encaja como un puzle con pinceladas trágicas.
Narra la vida de un padre soltero obligado a trabajar duro para criar a su hija y sabe describir fidedignamente los esfuerzos para equilibrar las carencias materiales y emocionales de la familia. Y para colmo, lo hace con un tono satírico que, sorprendentemente, congenia a la perfección con esa difícil situación. No te lo pienses más veces: es corta, entretenida y te meterán en situaciones que te harán troncharte de la risa… y en escenas donde te hará falta una caja de pañuelos.
Todo lo que necesitas saber de Kakushigoto
Dónde ver Kakushigoto
La serie se lanzó en 2020, pero ha sido este 2022 cuando Crunchyroll ha conseguido sus derechos para que podamos verla de forma completamente legal y cómoda. La única mala noticia es que el único doblaje que tiene, además del japonés, es el inglés.
¿Cuántos capítulos tiene Kakushigoto?
Si te gustan los animes cortos, tenemos buenas noticias: solo son 12 capítulos. Pero ojo, porque la serie va a lanzar pronto una película que adapta el argumento con un desenlace diferente.
Argumento de Kakushigoto
La serie narra la historia de un padre de familia que se ve obligado a criar a su hija por su cuenta después de que su mujer muriera cuando esta era un bebé. Kakushi Goto vive una vida plácida junto a su hija, a la que le oculta un secreto: su verdadero trabajo. Es un escritor de manga para adultos y cree que, si algún día llega a enterarse, esta se sentirá completamente decepcionada. Inducido por una necesidad de sobreprotegerla, llega a seguir rutinas tan maniáticas como cambiar las rutas para ir a su trabajo cada poco tiempo e ir con ropa diferente.
Pero lejos de poner el foco en la difícil tarea de criar a una hija, con todo lo que ello supone, el anime también nos permite ser testigos del oficio del mangaka, con un ritmo de vida estresante e intermitentes picos de productividad a los que han de sacar el máximo partido. En ella vemos qué siente un dibujante al ver que su trabajo no alcanza las ventas que el estudio impuso, un aspecto que no es único de ese mundillo profesional.
La serie facilita al lector diferenciar qué momentos son los cómicos y cuáles los trágicos a través de la narración de la historia en dos tramos temporales: el pasado, donde se centra en la faceta profesional del padre; y el presente, con una mayor carga dramática en la relación entre ambos. Sin abandonar el humor absurdo habitual del género, Kakushigoto sabe cómo abordar, sin la típica burda sobrerreacción, temas serios y situaciones dolorosas y complicadas, como el luto, la melancolía y la nostalgia.
Lo mejor de la serie es que sabe ir al grano. En cada capítulo nos muestran un problema y en todos se acaban solventando. Pero no solo es directo en cuanto en su estructura, también en la representación de los problemas, cuya reacción a lo sucedido y resolución es muy realista.
En definitiva, Kakushigoto es una excelente comedia rutinaria que, aunque sea contradictorio, brilla en sus momentos más complicados. Quizá no sea lo que estás buscando pero, una vez te metes de lleno en la historia, es imposible abandonarla sin acabar conmocionado y movido por los acontecimientos.